Los avances en transferencia de energía inductiva están prometiendo transformar el futuro de los autobuses eléctricos. En julio de 2011, la Fundación para la Investigación de la Universidad Estatal de Utah (USU) demostró una eficiencia de 90% en la transferencia eléctrica de 5kW a través de un espacio de aire de 25 centímetros. Este avance hizo viable la transferencia inductiva de energía para autobuses, disminuyendo potencialmente la contaminación en los centros urbanos y disminuyendo costos.
Desde entonces, USU y su empresa filial WAVE han revelado el Aggie Bus gracias a un apoyo de 2.7 millones de dólares de la Autoridad Federal de Transporte de EUA. Este autobús eléctrico se carga a través de inducción, recargando sus baterías desde una placa de carga en el piso mientras suben los pasajeros. Funciona sin importar las condiciones climáticas e incluso si el autobús no está perfectamente alineado en la estación. De esta manera ofrece la misma confiabilidad que las opciones actuales de transporte público con autobuses, incluyendo diesel y gas natural. También ofrece la posibilidad de que los autobuses eléctricos puedan circular todo el día.
Petra Beitl, directora de mercadotecnia de Liberty Cars, que también desarrolla sistemas de carga más eficientes para autobuses eléctricos, dice que a pesar de los altos costos iniciales, la tecnología debe ahorrar dinero durante toda la vida útil del vehículo. Kate Peterson, especialista en mercadotecnia y desarrollo de negocios de USU, está de acuerdo. “Después de que se recupera la inversión inicial, el mantenimiento y los costos estimados a largo plazo serían equivalentes a 40 centavos por galón. La tecnología requiere mucha infraestructura. Tendremos una mejor idea de los costos exactos hasta que instalemos el primer sistema comercial; los costos iniciales para los sistemas inalámbricos de carga son más altos que los combustibles tradicionales. Los costos del ciclo de vida pueden ser menores porque los gasto operativo de los vehículos eléctricos es mucho más barato que los combustibles líquidos, particularmente en Europa”, continuó Peterson.
También hay ahorros en el costo de las baterías. “Cargar inalámbricamente le permite a los vehículos eléctricos usar baterías de un tamaño drásticamente menor”, dice James May, vice-presidente de desarrollo de negocios de WAVE. Agrega, en comparación, los sistemás estándares usan baterías que son “prohibitivamente grandes, pesadas y caras”.
La organización de estandarización SAE International esta desarrollando un estándar específico para la recarga conductiva que, según May, debe ayudar a asegurar que los sistemas inalámbricos sean “más incluyentes que patentados”.
AUTOR Giles Crosse
FOTO Donna Barry / Utah State University