Una taza de té

¿Qué existe detrás de una taza de té? A parte de disfrutar el color de sus hojas, el aroma que expulsan al ser hidratadas y degustar de una linda tetera acompañada de una taza caliente, los invito a explorar lo que hay más allá de esta experiencia.

Hoy conversamos sobre los tés de hojas sueltas, aquellos que no han sido triturados y atrapados en una bolsa comercial. Todos los tés, como los Darjeeling y Asaam de India, el Ceylon de Sri Lanka y los verdes de varias provincias en China y Japón provienen de la misma planta, Camellia sinensis, descubierta en China. Desde sus inicios, el té ha sido bebido por placer y por motivos medicinales; su infusión abarca mucho más que motivos históricos, culturales y geográficos de muchos pueblos Asiáticos.

El rango de tés de menor a mayor procesamiento empieza con los blancos. Estos son aquellos con hojas más jóvenes que se secan al aire y que no se oxidan; los verdes que normalmente se secan a vapor o en un sartén y que tampoco llegan a oxidarse; los oolong que se clasifican entre los verdes y los negros dependiendo de su punto de oxidación; los negros que se oxidan 100% y se consideran robustos, de gran cuerpo y terroso; y por último los pu-erh que se producen para ser añejados por varios años.

El mundo del té se asemeja al mundo del vino; cada región es reconocida por su terruño y su capacidad de conservar propiedades únicas. Al catar un té se utilizan pautas similares a las del vino, analizando su color y aroma, la presencia de taninos, niveles de astringencia y acidez. También se explora cuán complejo es su cuerpo, si es herboso o terroso y qué sabores deja en el paladar.

Quizás lo más curioso es que la memoria sensorial es compleja y por tanto, es difícil recordar los estímulos generados al degustar una bebida como el vino o el té. Muchos beben sin siquiera saber cómo, quién o de dónde proviene su bebida, y tampoco tienen idea de cómo distinguir una copa de vino o taza de té en comparación a otras. Si vamos más allá de una simple cata y entramos a profundidad, nos encontramos con el habitus que tanto ha defendido el sociólogo Francés Pierre Bourdieu. Él utiliza el habitus para hacer referencia al gusto sensorial de una persona al catar, como el resultado del estatus socioeconómico que mantiene en una sociedad; en pocas palabras, Bourdieu aboga que el gusto y conocimiento para degustar ciertos alimentos clasifica y clasifica a los clasificadores.

Así que para no caer en la telaraña del habitus y dejar que otros tomen las decisiones por nosotros sobre qué es delicioso o no, defiendo que primero debemos ponernos en la tarea de adquirir un conocimiento básico sobre el té: quién, en dónde y cómo se produce. Nuestra alimentación no solo nos ayuda a satisfacer nuestros paladares y cuerpos, sino que también es un elemento muy poderoso que nos ayuda a entendernos, a controlarnos, y a aprender a disfrutar de una calidad de vida sana.

Hoy los invito a degustar dos tés de hoja suelta y a explorar qué existe detrás de esas tazas de té. Con seguridad llegarás a una conclusión interesante.

FOTOS Superior: Susanna Kilian Inferior: Stephen Bugno

Carolina Daza

Estudió una maestría en Arte-Cultura y Alimentación en New York University (EUA) y trabajó como Directora Artística en la Escuela de Artes TISCH. Apasionada por la antropología cultural, el yoga, la cocina natural, la escritura y la fotografía. Creó Ecocozina -www.ecocozina.com- su propio proyecto de vida hace siete años como su agente para desarrollar exitosamente nuevos enfoques de vida saludable y creativa alrededor del mundo.

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