La ciudad de Vancouver (Canadá) unió fuerzas con Terracycle para quitar las colillas de cigarro de las calles y reutilizar las materias primas en plásticos bajos en carbono.
Las colillas de cigarro son fuente de críticas: no son biodegradables, ensucian las calles y son tóxicas. Esto sin mencionar los impactos del hecho de fumar. La ciudad de Vancouver y la compañía internacional de reciclaje Terracycle han asumido el reto de minimizar el problema con un programa piloto innovador.
Como parte de las ambiciones verdes de Vancouver, la Brigada de Basura de Cigarros ha instalado 110 receptáculos de reciclaje en varias cuadras del centro de la ciudad con el objetivo de reducir el nivel de basura y traer beneficios ambientales.
No solo están quitando colillas de las calles, sino también de los tiraderos de basura. Una vez recolectadas de los receptáculos, la basura tóxica es reciclada. El acetato de celulosa es extraído de los filtros para derretirlo y usarlo en la producción de plásticos industriales. Es un proceso que reduce la filtración de sustancias tóxicas a cuerpos de agua y ofrece una alternativa baja en carbono a la fabricación de polímeros hechos con combustibles fósiles. Terracycle, que está financiando el proyecto, también vende plásticos reciclados a los supermercados. Cualquier remanente de tabaco se composta.
El programa quiere facilitar la recolección y el reciclaje de desechos de cigarro y tener un impacto ambiental amplio al cerrar el ciclo. Su éxito dependerá de alentar a los fumadores a usar los receptáculos y educarlos acerca del impacto ambiental de las colillas de cigarro tiradas en la calle.
“Hemos escuchado a los ciudadanos que quieren más esfuerzos para reducir la basura, especialmente las colillas de cigarro”, dice Sadhu Johnston, el sub-administrador de la ciudad de Vancouver. “Las reacciones en las redes sociales y la cobertura de los medios han sido muy exitosas”.
¿Es esta la mejor manera de afrontar el problema? Por supuesto que la mejor manera de reducir el número de colillas tiradas en la calle sería prevenir que la gente empezara a fumar y ayudar a otros a que dejen este hábito. Claro que es imposible hacer que nadie fume de la noche a la mañana, comentó un vocero de la Fundación David Suzuki, una organización ambientalista que sostiene que se requieren esfuerzos para atender el problema de la basura de forma sustentable.
John Merzetti, organizador del proyecto West End Clean-up, un grupo de Vancouver cuyo programa de “compra de colillas” inspiró este nuevo programa piloto, dijo que es un paso positivo hacia adelante. También urgió a fortalecer las leyes que prohiben fumar y tirar basura en la calle.
Si el programa es exitoso, Terracycle podría replicarlo a nivel global.
AUTOR Rich McEachran
FOTO Junichi Ishito