En esta oportunidad les comparto mi gran fascinación el ‘Haba de Tonka’, una semilla que nace del árbol Dipteryx odorate originario de Sudamérica, principalmente la Guayana Francesa. La historia narra que en sus principios fue utilizada para aromatizar el tabaco de pipa y luego cuando fue importada en el siglo 18 a Francia desde Guayana, llegó a convertirse en una especia enriquecedora para el mundo de la pastelería y repostería Francesa, los boutiques de chocolates, al igual que el mundo de los cosméticos y la perfumería.
En el siglo 19 se descubrió que el haba contenían cumarina, un anti-coagulante que si se consume en grandes cantidades puede llegar a ser mortal. En el Reino Unido y Francia su comercialización es legal, a diferencia de Estados Unidos que está totalmente prohibida su venta. Estas diferencias me causan curiosidad, especialmente porque la cumarina también se encuentra en productos como la lavanda, las fresas y los alabaricoques, entre otros.
Las propiedades organolépticas de esta semilla, la hacen misteriosa y a la vez deliciosa porque se asemeja a una almendra pero de piel negra y cerosa, y su interior es de color marrón claro con toques dorados y beige. Su textura rocosa la vuelva cómoda para utilizarla al rallarla como una especia aromatizante al final de la cocción de cualquier plato. El ‘Haba de Tonka’ produce sensaciones gustativas similares a la vainilla, la canela, el clavo de olor, la nuez moscada, el café y el chocolate; confieso que me trae recuerdos a las trufas negras.
Hoy día el ‘Haba de Tonka’ es desconocida por la mayoría de comensales, pero curiosamente algunos de los chefs más respetados del mundo con numerosas Estrellas Michelín, incluyendo los estadounidenses, la utilizan en sus platos, brindándole todo el honor que merecen a un alto precio.
Te invito a buscarlas y a deleitarte en la cocina. Quizá descubras otra sorpresa y nos ayudas a desmantelar alguna historia fascinante. Como la nuez moscada, solo necesitamos un toque de ella para quedar felices, así que creo que es muy difícil llegar al punto que se convierta en peligro para nuestra salud.