Tocar el centro de la tierra, Xa Quixe

Él toca con una punta de metal la lava que se convertirá en una pieza de arte a través de una compleja danza llena de emociones. Christian Thornton, artista en vidrio, dedica su vida a la creación de piezas que surgen de alguna inquietud artística o bien de alguna comisión para crear un producto u objeto.

Christian realiza su trabajo en Oaxaca donde junto con Salime Harp Cruces ha creado un taller de vidrio llamado Xa Quixe, el taller está enfocado en desarrollar arte o productos de diseño comprometidos con el ambiente y socialmente responsables. La experiencia de Christian con el vidrio y más de diez años de investigación, le han permitido desarrollar proyectos para talleres de vidrio en el que los hornos consumen menos energía de la habitual y dónde se impulsa el uso de vidrio reciclado. Con este enfoque es como surge un espacio de creación en el que tanto en el consumo de energía como los insumos son aprovechados al máximo. Así mismo la visión de Xa Quixe promueve la integración y capacitación de los habitantes aledaños para trabajar en el taller siguiendo una ética social.

El vidrio es un material que requiere atención y comprensión por lo que una visión integral, como la de Xa Quixe es fundamental para generar un ambiente de trabajo donde las partes funcionen armónicamente. Entrar al taller, oler el calor, sentir el vidrio líquido y poder tocar el metal que vierte la magia para crear una pieza de arte es como contemplar un conjunto de movimientos melódicos atrapados en una pieza final. La musicalidad de cada una es irrepetible y cada ejecución por automática que parezca tiene personalidad propia.

El proceso para crear cada pieza es apasionante y sorpresivo ya que cada proyecto cuenta con carácter propio, carácter que proviene de su diseño y de la naturaleza del vidrio. Para esto último es esencial comprender que el vidrio posee vida, que no puede negar sus movimientos ni sus deseos, es decir no sólo el artista crea la pieza, también se involucra la magia del material que junto con el artista decidirá su aspecto final. El vidrio siempre manifestará sus cualidades sorpresivas, expresivas e improvisadas mismas que requieren de decisiones prontas antes de que este enfríe. A consecuencia de estas características, el trabajo con el vidrio requiere de varios danzantes para poder manipular a tiempo y con certeza la obra en ejecución, por lo que la comunicación entre estos debe ser inmediata y casi diría, telepática. La mancomunidad es la base para la ejecución de una danza que terminará por transformar el líquido en una pieza de vidrio sólido. Cual oxímoron este baile dirigido resulta ser una improvisación de un entendimiento entre el artista, los ejecutantes y el material.

Sin duda alguna el vidrio es pasional, las decisiones y movimientos deben ser fugaces ya que su transformación es inmediata, mágica e intensa. En el instante de creación el artista se funde con el material siendo acompañado armónicamente por sus bailarines que siguen la vibración de una coreografía que terminará por congelar los movimientos de cada acto de su creación.

Tocar el vidrio líquido es como tocar el centro de la tierra para materializar en la superficie el deseo de existencia y solidificar nuestra presencia.

FOTOS Cortesía de Xa Quixe

Este artículo fue publicado originalmente en Reconecta 03 (verano 09).

Mayte Espinosa

Soy arquitecta y artista que le gusta tomar fragmentos de la naturaleza para después devolverlos en diversas formas al observador y /o al habitante. Me interesa reflexionar sobre aquello que se construye con dignidad que propone y respeta al sitio en que vivimos.

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