Los techos vivos se vuelven populares debido a premios arquitectónicos y a historias vanguardistas que destacan sus impactos positivos
Un “techo vivo” puede ser una declaración verde. Por ejemplo, los 17,000 metros cuadrados de vegetación viva y respirando que se encuentran en dos vertientes sinuosas de una azotea son la corona del edificio “8House” en el distrito Oerestad de Copenhague. Este desarrollo de usos mixtos que combina oficinas y 540 viviendas acaba de ganar bajo la categoría de arquitectura en los premios del Festival Mundial de Arquitectura 2011. También ha sido designado como la “mejor azotea verde de Escandinavia”. Esto es un gran logro, ya que Alemania y los países escandinavos lideran este campo en la creciente carrera por ciudades más sustentables.
Su equivalente en Nueva York, la Via Verde, es un proyecto de vivienda que será terminado durante 2012 y se convierte en otro faro para la regeneración urbana sustentable, al traer jardines en la azotea al corazón del sur del Bronx.
Las azoteas verdes están siendo reconocidas cada vez menos como descabelladas o caprichosas. Sus credenciales ambientales, sociales y económicas están llamando la atención de una mayor audiencia pues pueden ser una solución inteligente incluso para los esquemas más modestos. Construcciones nuevas o remodeladas, cabañas, ampliaciones, casas, escuelas y toda clase de edificios públicos y comerciales están comenzando a mostrar los beneficios.
En Alemania, el establecimiento temprano de estándares técnicos para azoteas verdes estimularon a la industria de la construcción a darlos a conocer con mayor confianza; alentados por políticas de planeación, ahora están presentes en uno de cada diez edificios nuevos. El Reino Unido ha sido más precavido, de acuerdo a Stuart Connop de la University of East London’s (Grupo de investigación ambiental) se debe a su sensación de falta de evidencia adecuada de los costos, beneficios y técnicas. Pero él ve este arranque lento como como una oportunidad para hacerlo mejor. Para maximizar el potencial de las azoteas verdes, dice Connop, necesitamos evaluar diseños y técnicas diferentes cuya idoneidad puede variar con las circunstancias, en vez de solo aplicar un modelo estándar a un enfoque de receta de cocina. Por eso es que su universidad se asoció con autoridades y negocios locales para transferir conocimientos a través del Centro de Investigación Experimental de Azoteas Verdes en la Ribera Barking, un área del Este de Londres en donde los planes de regeneración conciben azoteas verdes en 40% de los edificios. En la actualidad, varios municipios de Londres y otras autoridades locales respaldan oficialmente el uso de techos verdes que de hecho son promovidos específicamente por el London Plan de 2008.
El intercambio de experiencias en el tema en el Reino Unido debería refrescarse gracias a la Asociación de Infraestructura Verde (Green Infrastructure Partnership) lanzada en octubre 2011 como parte de la nuevas regulaciones gubernamentales sobre el entorno ambiental.
Los techos verdes son, por supuesto, más caros que los techos tradicionales y parece que así será por un tiempo. Pero hay más cosas involucradas que la biodiversidad y los servicios ambientales. Las azoteas verdes pueden traer mucha eficiencia energética, manteniendo las edificaciones frescas en el verano y cálidas en el invierno. Ayudan a combatir el efecto urbano de isla de calor, absorben bióxido de carbono y otros contaminantes y proveen de un buen aislamiento. Incluso son compatibles con paneles solares fotovoltáicos: al ofrecer sombra y disminuir la pérdida de agua, los paneles pueden (al menos en teoría) mejorar la biodiversidad. La vegetación puede ayudar a maximizar la eficiencia de los paneles al mantenerlos relativamente frescos (gracias a la evapotranspiración) en días cálidos.
Los beneficios en el manejo del agua son aún más sorprendentes, de hecho, un proyecto conjunto entre la empresa Thames Water y la Autoridad de Londres busca cuantificarlos. La necesidad que tiene Londres de un “súper drenaje” puede ser mucho menor si se integrara con infraestructura verde, dice Connop. La capacidad de almacenar agua en las mismas azoteas le quita presión al alcantarillado y a los acuíferos; su capacidad de absorber lluvia reduce el flujo enormemente durante tormentas repentinas, reduciendo así las inundaciones asociadas con la dificultad de absorción que tienen las áreas urbanas.
AUTOR Roger East
FOTO Grimshaw Architects