¡La lucha contra el auto sigue! 2ª parte
Nørrebrogade y … ¡más allá!
Imagina algunas partes de la avenida Insurgentes o de la avenida Reforma cerradas permanentemente a la circulación de autos, donde solamente el transporte público y las bicicletas tuvieran acceso. ¡Wow! ¿Suena ilógico, ridículo e insoportablemente inocente? Pues entonces seguramente, querido lector, está usted adoctrinado de automovilitis aguda, porque esto sí es posible y ¿Qué crees? ¡Ya se hizo! Bueno, pero no en México. Las ciudades y las calles nunca debieron de haber perdido su carácter de espacios para los humanos, por lo menos donde los humanos tuvieran prioridad. Y pues no, recuperar avenidas centrales en ciudades capitales, para darle espacio a la gente, a las bicicletas y al transporte público no es un sueño guajiro, este sueño es ya una realidad. Y una vez más, pondré el ejemplo de Dinamarca, esta vez en la ciudad capital, Copenhague.
Nørrebrogade, una calle que cruza exactamente en medio de Copenhague, comparable a la avenida Insurgentes, ha sido declarada “libre de automóviles” . Claro, no es TAN comparable cuando vemos que esta ciudad escandinava es de solamente un millón y medio de habitantes, pero todo es relativo. Al final, cortar la circulación de una de las arterias principales de la ciudad al paso del automóvil es para muchos, suicidio, para otros, un alivio. Para mí, todo un orgasmo urbano. Caminar por estas calles sin un solo automóvil es exquisito, y no, los negocios no sufren pérdidas escalofriantes como muchos creen, al contrario, la gente cuando camina, tiene oportunidad de merodear la zona y entrar a los diferentes negocios, restaurantes y antritos de chucherías sin tener que estar estacionando el auto y llenando de chatarra urbana la orilla de las banquetas.
De hecho, junto con esta cierre de calle, el municipio de Copenhague también ha decidido implementar una iniciativa para desincentivar el uso del automóvil en la ciudad, haciendo que los automovilistas PAGUEN una licencia de estacionamiento . Es decir, que si quieres ir a la ciudad en coche, y te quieres estacionar, tienes que pagar una cantidad equivalente a 1,500 pesos al año para poder hacerlo. ¡Claro! Los autos ocupan un espacio que es PÚBLICO ¿por qué hemos de aceptar que no paguen por ese espacio gratuito?
Y si esto se les hizo poco ¡hay más!, en Dinamarca han decidido comenzar a construir cientos de kilómetros de periféricos exclusivamente para ¡bicicletas! Así es, las grandes ciudades danesas tendrán súper vías ciclistas alrededor y en las ciudades mismas, pero solo las bicis podrán circular en ellas, esto, una vez más, para incentivar el uso de la bici .
Todo es parte de su estrategia para lograr ser una ciudad sin emisiones de CO2. Esto ha provocado que una mayor cantidad de gente utilice el sistema de transporte público o la bicicleta, claro, el proyecto sigue en piloto y todavía existen claras fallas en su implementación.
Copenhague es una ciudad tradicionalmente bicicletera e implementar una idea como cerrar una calle central no es tan espeluznante como lo sería en cualquier ciudad grande en México. Pero a ver, ¿quién NO disfruta a su máximo la ciudad de México cuando no hay UN solo automóvil en las mañanas de semana santa? Levantarse temprano durante ésta época del año para disfrutar de la ciudad andando en bicicleta por éstas avenidas, sin un solo automóvil a la vista, es una experiencia que todo capitalino bicicletero describe como un éxtasis urbano. Y no me digan que la gente necesita el coche para ir al trabajo, porque yo (y muchos otros) recorría casi 30 kilómetros diarios en bicicleta para ir a la escuela y al trabajo.
Vaya, no estoy diciendo que cierren Insurgentes, a lo que voy es que existen muchas alternativas para planear nuestras ciudades, necesitamos tener iniciativa y creatividad para de-construir y reconstruir entre todos nuestra ciudad. No solamente con supervías que hacen a un lado bosques y humanos se resuelven los problemas de más de 22 millones de criaturas humanas conglomeradas. ¿Por qué no planear las ciudades para todos? No solo lo digo yo, un inadaptado de la sociedad automovilista, lo dicen muchos otros sabelotodos del tráfico y más allá, como el distinguido arquitecto Jorge Legorreta, el activista ecologista súper radical Miguel Valencia y seguramente hasta la señora que vende las quekas de la esquina, que se la pasa más de la mitad de su día en la calle.
¿Por qué promover más tráfico con la construcción de segundos pisos y supervías? Es un hecho comprobado que el construir más espacio para el automóvil es equivalente a incentivar aún más su uso. Como bien se dice en este video, los segundos pisos son soluciones de los años 50 para problemas del siglo XXI. Si realmente se quiere reducir la contaminación, ¿por qué le construyen más espacio al automóvil?
Pero vivimos en una época donde no es fácil distinguir entre las libertades individuales (para aquellos que desean tener un auto-destructor del planeta) y los derechos de los ciudadanos a tener una ciudad con acceso a la movilidad segura, eficiente y sobretodo ambientalmente amigable. Es indispensable distinguir y debatir sobre estas diferencias.
¿Cuántos automovilistas realmente necesitan el automóvil? ¿Cuántos de estos viajes hechos en auto son sustituibles por viajes en bici, caminando o en transporte público? ¡Muchos! Especialmente cuando más de la mitad de los viajes hechos en automóvil en la ciudad de México son de menos de 5 kilómetros. Considero que al famoso ecobici del DF le falta ambición, debería de ser como en Valencia o Copenhague donde la renta de bicicletas por parte del gobierno local es accesible en toda la ciudad y para todos con fácil acceso.
Precisamente, hay que distinguir entre la necesidad y el abuso en el uso del automóvil, reconocer el límite que los automovilistas transgreden sobre el derecho de otros a la movilidad segura y eficiente, junto con una ciudad limpia y sin autos (o por lo menos los que no se necesitan). ¿Qué tan lejos estamos de sufrir de un embotellamiento de más de 100 km y de más de dos semanas como lo acaba de hacer China? No mucho. La solución no son más calles, supervías y segundos pisos. La verdadera solución es una planeación urbana donde se incluya integralmente un sistema de transporte público seguro y eficiente, fomentar el uso de la bicicleta y, principalmente, a la gente.
AUTOR Carlos García-Robles
FOTOS Alex Cheek y Mikael Colvile