¡La lucha contra el auto sigue! 1ª parte
Des-entubando ríos para rescatar ciudades
Agosto 31, 2010. ¡Imagina! La ciudad de México recuperando sus ríos, desde el Río Magdalena, el río Mixcoac, el Viaducto, el Churubusco, etc., convirtiéndolos en espacios verdes y de convivencia humana. ¡Esa sería una verdadera revolución urbana! Una revolución donde la reintegración del espacio natural dentro de los espacios urbanos den lugar a una verdadera calidad de vida, áreas verdes, calles convertidas en vías peatonales donde el auto fuera desplazado por la gente y reintegrando el campo y la naturaleza dentro de la ciudad. Vaya, en palabras comprensibles, puro “metabolismo natural-urbano”, hacer que las ciudades sean otra vez espacios humano-naturales, no para los armatostes contaminantes destructores del planeta llamados automóviles, que sirven más para determinar estatus que funcionar como transporte efectivo. En vez de seguir construyendo segundos pisos o construyendo súper vías en áreas verdes hay que de-construir la ciudad. ¿Suena imposible? Pues no, hay lugares en el mundo donde ya se ha logrado esto de manera integral e inteligente.
Podemos ver un ejemplo muy concreto en Århus, Dinamarca. Århus (Aarhus en inglés) es una de las ciudades más antiguas de Dinamarca, fue fundada durante la época de los vikingos como un punto de comercio hace 1100 años. Su ubicación era perfecta, ya que era muy accesible por barco y durante la edad media basó su economía en la pesca, esto, debido a que el río era rico en nutrientes, lo que lo hacía muy atractivo para diferentes especies marinas. Århus también es famoso por la “Convención de Århus”, un tratado de implementación de las Naciones Unidas que se enfoca en el acceso de información, la participación ciudadana y la toma de decisiones donde también se toca el tema de justicia ambiental.
De río de concreto a río de oportunidades
Esta ciudad, como muchas otras, durante los años 30 sufrió de grandes cambios en la estructura urbana debido a la terrible introducción del automóvil, cuando este ícono del personalismo capitalista secuestró las ciudades de todo el mundo. Fue durante esta década que Århus perdió su río desde el tramo del centro de la ciudad hasta la costa por la “necesidad” y los intereses de algunos por conectar el centro de la ciudad con los muelles. Así fue como el río se sustituyó por una avenida (Åboulevarden), lista para ser circulada por automóviles. Triste ¿no? Vaya, el mismo JRR Tolkien, escritor de El Señor de los Anillos, alguna vez mencionó que el automóvil era el peor error que el humano había cometido.
Durante mediados del siglo XX se diseñó el Plan Estructural para un Århus Verde y a mediados de los años 70 se creó el plan municipal de planeación verde con la visión de un “Århus rodeado de bosques” pero teniendo a los ríos de esta ciudad como un aspecto importante de la imagen urbana. Durante los años 80 se escuchaban voces que pedían recuperar el río principal y en 1994, desde las oficinas del Arquitecto de la ciudad, surgió un plan más concreto, tomando en cuenta los beneficios económicos que esto traería. Este plan venía en conjunto con uno municipal y de tráfico que vislumbraba una ciudad con más áreas peatonales, ciclopistas, mejores áreas verdes y comunitarias. Para 1996 esta idea se convirtió en realidad cuando los primeros pasos para la restauración del río comenzaron y se finalizaron en 2005.
La recuperación del río fue un éxito rotundo. La gente comenzó a conglomerarse en los espacios abiertos a lo largo del río. Cafés, restaurantes y librerías abrieron sus puertas al nuevo suceso urbano. Junto con este plan, también se recuperaron otros espacios, desde zonas antiguas de la ciudad hasta la plaza de la catedral. Al mismo, tiempo, esto elevó el valor de la propiedad en la zona (aunque esto del valor y la propiedad privada lo discutiré en otra ocasión). Århus renació. El recuperar el río de Århus en el mismo centro de la ciudad, dentro de zonas densamente pobladas, demuestra que la reintroducción de los elementos naturales dentro del medio urbano puede ser una realidad para otras ciudades. Un río, que había sido la cuna de la ciudad, tapado y secuestrado por el automóvil, ahora rencuentra su esplendor en medio de la ciudad. ¿Les suena familiar?
La ciudad de México, que ahora se ahoga en su propia sed, era una zona repleta de ríos, bosques, flora y fauna por doquier. No podremos recuperar esto nunca, pero podemos hacer algo para regresarle dignidad a nuestros ríos. Claro que esto debe acompañarse de un nuevo concepto para evitar usar el agua como basurero universal, dejar de una vez por todas el retrete de agua y remplazarlo por sanitarios secos, haciendo a un lado el concepto de aguas residuales. Un Río Churubusco cerrado en parte a la circulación de autos, donde se tengan áreas verdes, espacios públicos con cafés, librerías y todo tipo de curiosidades. Por supuesto, junto con una campaña completa de “no ensucies tu río”.
Burbujas de cuatro ruedas
¿Por qué se entubaron los ríos? En parte, debido a esas cosas llamadas automóvil y escusado. Pero veamos al armatoste metálico de cuatro ruedas. El automóvil, esa burbuja que nos separa de todo entorno natural y humano, nos hace transbordar de burbuja en burbuja, desde el “hogar” hasta el “trabajo”, hace de nuestras vidas una monotonía de perfecta armonía con el sistema de producción, pero nos degrada como seres vivos. Nos vuelve adictos a su presencia y como el alcohol, no lo soltamos y comenzamos a abusar de su consumo en vez de utilizarlo moderadamente y usarlo para lo que vale la pena.
Mientras tanto, destruimos todo lo que se encuentre al paso del “progreso” disfrazado de carreteras, segundos pisos, más autos, y todo tipo de engaños inspirados en este monstruo de metal. Con esta ilusión del concepto de progreso que se nos ha insertado quirúrgicamente, destruimos bosques, ríos, lagos y hasta nuestras mismas ciudades. No, automóvil NO es sinónimo de progreso, el progreso esta en nuestras mentes y este depende de las “herramientas” que utilicemos para desarrollar ese progreso como nos como humanos. Desgraciadamente esas “herramientas” se han apoderado de nosotros, como el alcohol de un alcohólico. ¡Estamos enfermos de desarrollismo y el automóvil es su profeta!
Como un arquitecto francés mencionó alguna vez, el entubar los ríos de las ciudades es sinónimo de estupidez. Justamente, lo único que hemos cometido en la Ciudad de México son una serie de estupideces, desde entubar nuestros ríos para convertirlos en avenidas, hasta construir segundos pisos, todo en beneficio de los que quieren conmutar desde los suburbios “bonitos” llenos de arbolitos hasta donde están los grandes edificios donde trabajan. No es justo. Carlos Marx lo dijo muy bien en el tercer volumen de El Capital, donde mencionaba que el capitalismo estaba separando las ciudades del campo, convirtiendo a las ciudades en espacios de especial-ismos. Carlos Marx, siendo admirador de Darwin y otros científicos de su tiempo, buscaba recuperar el “metabolismo” heredado entre el ser humano y la naturaleza, las ciudades y el campo como una forma de rescatar la naturaleza humana de las atrocidades de ese enfermizo deseo de acumular capital a toda costa. Y no, no quiero adoctrinar con Marxismo, pero es importante saber que esto ya nos lo habían advertido muchas personas de mucho cerebro hace ya más de 150 años.
Es ahora, cuando tenemos que exigir una verdadera revolución urbana por el espacio humano. El ser humano, al final y para disgusto de muchos, sigue siendo un animal que desarrolló su cerebro a lo largo del Pleistoceno, donde predominaba la naturaleza, no las ciudades. Démonos oportunidad de seguir disfrutando de la naturaleza en nuestra propia casa, recuperando ríos, lagos y bosques en nuestro entorno humano, evitando la demencia de un urbanismo extremo y dándonos paz mental regresando la naturaleza a la ciudad. Århus lo logró, y ¿la ciudad de México?
En fin, continuaré escuchando a una de mis bandas favoritas de todos los tiempos, Amon Amarth, puro amor vikingo.
AUTOR Carlos García-Robles
FOTOS Carlos García-Robles