El ejército de EUA invierte en nueva tecnología para convertir agua residual en hidrógeno como combustible.
En 2009, la profesora Geraldine Botte y su equipo de la Universidad de Ohio hicieron un salpicón. Ellos demostraron que, usando un electrodo económico de níquel, la orina era mucho mejor que el agua para producir hidrógeno a través de electrólisis. La amonia y la urea del agua residual fue ¡ron separadas y los únicos subproductos fueron agua y nitrógeno.
Como era esperado, el proceso atrajo la atención de municipalidades y grandes granjas. Lo que no se esperaban era el interés inmediato del ejército de EUA.
Naturalmente, donde hay muchos soldados hay mucha orina que necesitada ser tratada. Pero lo que en verdad atrajo a la milicia estadounidense fue una manera de generar electricidad silenciosamente: una ventaja competitiva en zonas de conflicto.
“Estamos desarrollando actualmente un prototipo gracias a un apoyo económico de los militares para su proyecto Campamento Silencioso”, dijo Botte. “El proyecto busca reducir el ruido de los campamentos a través de celdas de combustible en lugar de generadores de diesel para producir energía. Nuestra tecnología produce hidrógeno de alta calidad, provee de agua limpia y trata un desecho en un solo proceso”.
Desde 2009, Botte ha sido ganado más de 5.2 millones de dólares en becas del gobierno y la iniciativa privada para comercializar la tecnología. Ella estableció, junto con sus socios, la compañía denominada E3 Clean Technologies que vende su sistema bajo el nombre de Ammonia GreenBox. Este puede ser integrado plantas de tratamiento de agua ya existentes.
La orina tiene varias ventajas sobre el agua. Primero, usa menos de un tercio de electricidad para liberar los átomos de hidrógeno. También es un producto residual muy vasto y gratuito, lo que significa menor demanda de agua fresca. Un sistema de electrólisis de orina, integrado a la tubería del drenaje o a una granja lechera, produce hidrógeno de alta calidad que puede ser usado en la misma planta o vendido.
GreenBox puede ser empleado donde haya necesidad de descomponer amonia, por lo que los rellenos sanitarios y las farmacéuticas son mercados potenciales. “El hecho de que el GreenBox sea un aparato eléctrico, escalable y de baja temperatura nos da mucha flexibilidad”, explica el director ejecutivo de E3 Kent Shields.
AUTOR John Fencer