Organizaciones de la sociedad civil, ¿solución está en ellas?

(Parte 2 de 2) El Protocolo de Kioto es considerado por muchos un Frankenstein que ahora se encuentra al borde de la muerte. A principios de diciembre se celebró en Cancún (México) la 16ª Conferencia de las Partes del Protocolo de Kioto de la cual nadie esperaba nada.

Mientras que por un lado nadie esperaba mucho de la COP16 con respecto a las negociaciones, por otro lado se esperaba mucho de la sociedad civil, pero esta mostró una cara poco conciliadora, primitiva y con poca capacidad política.

Las organizaciones de la sociedad civil mexicanas claramente divididas, se concentraron más en hacer alianzas con personalidades, más que hacer alianzas por coincidencias políticas. Durante el proceso hacia el COP16, las divisiones se presentaron desde principios del 2010. Esto dio como resultado un proceso polarizado y poco claro sobre las tendencias políticas de los grupos que se fueron formando. Esmex (Espacio Mexicano) fue el elegido para representar tanto a la alianza entre varias organizaciones de la sociedad civil rumbo a las negociaciones oficiales, como al espacio paralelo a la COP que ellas organizarían para debatir sobre el cambio climático. Desde mi punto de vista, creo que es un nombre excluyente a las necesidades de la discusión con tintes globales que generalmente se da en eventos alternativos internacionales, en donde asisten personas de todo el mundo con temas locales o nacionales pero con perspectivas globales. No tiene mucho caso discutir nacionalmente en un espacio mexicano cuando se puede dialogar con gente de todo el mundo y aprovechar la coyuntura internacional.

Paradójicamente, dentro del Esmex, se encontraban organizaciones autodenominadas “mexicanas” como la Fundación Heinrich-Böll de Alemania, Greenpeace, Oxfam y otras que tienen “staff” mexicano, pero sus principios, agenda, objetivos y diseño de campañas provienen de países del Norte.

El grito de guerra del Esmex se basó en el orgullo de su carácter mexicano que se reveló en contra del imperialismo europeo (según ellos) encarnado en el Klimaforum10, otro evento paralelo a la COP que comenzó en Copenhague en la COP15. Considero que esto es la visión de una sociedad civil con ideas y opiniones primitivas y polarizadas. Al final, después de su resistencia en contra de lo que ellos definían como imposiciones del norte, Esmex fue financiado y apoyado por fundaciones alemanas.

El Klimaforum había logrado acuerdos muy buenos con la sociedad civil en Copenhague durante la COP15, mostraron una cara internacional durante la COP16 y tomó posiciones políticas muy claras como declarase en contra de REDD. Cabe resaltar que Klimafoum recibió financiamiento del gobierno mexicano. Desafortunadamente, también resultó en incapacidad para realizar alianzas con otros grupos, incapacidad logística y, al final, incapacidad política. En otras palabras, considero que ambos espacios tuvieron bastantes fallas.

La población es la que pierde

El objetivo de crear espacios alternativos a reuniones internacionales como la COP16, es dar alternativas políticas, tecnológicas y sociales coherentes a las imperantes al interior de las reuniones oficiales. No creo que esto se haya logrado, pues más bien parecían manifestaciones políticas personales en vez de proporcionar espacios reales de debates para la ciudadanía.

Los verdaderos perdedores no fueron las organizaciones de la sociedad civil ni los gobiernos, sino la gran mayoría de la población que no se encuentra bien informada ni involucrada dentro de las negociaciones. La población ni siquiera está enterada de lo que está sucediendo a pesar e que son víctimas directas de las consecuencias del cambio climático. La incapacidad de las organizaciones de la sociedad civil ha generado desconfianza en muchas personas por su ineficacia para involucrar de manera práctica a la gente y en donde todos los estratos sociales se sientan incluidos. Pareciera que las ONG’s no representan a la sociedad civil sino a un minúsculo porcentaje de personas informadas y profesionalizadas en el tema.

Hay que entender que las organizaciones de la sociedad civil son muy variadas, no podemos generalizarlas. Cada una tiene su agenda política, sus intereses, sus ideales, sus nostalgias políticas, sus grupos de apoyo, sus redes y sus aliados.

En mi opinión, el WWF se ha alejado de la gente común y corriente y acercado a las empresas, los Amigos de la Tierra (Friends of the Earth) tienen una nostalgia eco-socialista que se inclina por hacer alianzas con organizaciones anti-capitalistas y se aleja del ambientalismo tradicional y Greenpeace que, con su carácter heroico de eco-activismo fantástico, parece más un superhéroe que una persona dispuesta a salvar al planeta. Me pregunto, ¿dónde se encuentra la organización que se dedique a incluir a la gente?

Las organizaciones internacionales se han aglomerado en dos principales alianzas: CAN (Climate Action Network) y CJN! (Climate Justice Now!). Dentro de CAN están las organizaciones “tradicionales”, en su mayoría con agendas de países del norte, como Greenpeace, Oxfam y WWF. En CJN se concentran las organizaciones con tendencias de izquierda, muchas de éstas relativamente nuevas dentro de temas de medio ambiente y cambio climático, aunque organizaciones como Amigos de la Tierra es un actor importante dentro de esta red.

Tanto CAN como CJN tuvieron sus fallas y deficiencias dentro del proceso de la COP16. Al final de las negociaciones, la mayoría de las organizaciones dentro de CAN lanzaron un comunicado extremadamente optimista, manifestando se había logrado llegar a un “acuerdo”.

CJN, con sus romanticismos socialistas (aunque yo me considere de izquierda), se inclina demasiado por la retórica de Evo Morales y su gobierno, haciéndose ver más como una agrupación dedicada a echarle porras al gobierno Boliviano por el simple hecho de que maneja un discurso socialista con tintes verdes. ¿Qué pasaría si de repente Evo comienza a explotar de igual manera los recursos naturales bolivianos que las empresas trasnacionales que tanto ataca? ¿Qué van  hacer estas organizaciones si su principal exponente los decepciona y se convierte en uno más que habla verde por un lado y actúa diferente por otro?

El futuro de la sociedad civil organizada

Lo que necesitamos son organizaciones civiles que presenten puntos de vista propios, separados de las agendas de gobiernos y/o de dogmas políticos y se concentren en empoderar a la sociedad civil. Lo que menos necesitamos ahora son organizaciones que se conviertan en “porristas” de gobiernos de izquierda o de derecha. Necesitamos organizaciones con puntos de vista claros y contundentes, independientes y autónomos, que verdaderamente puedan presentar una voz de la sociedad civil, empoderándola y dando alternativas reales y justas.

Además, dentro de esta selva de organizaciones, se tienen a las organizaciones que tradicionalmente estaban vinculadas al activismo anticapitalista dentro del marco de las negociaciones de la Organización Mundial de Comercio (OMC) que raramente tocaban los temas ambientales; ahora de la noche a la mañana quieren abarcar todos los temas sociales y ambientales. Cada una de estas organizaciones y decenas más, se alejan un tanto de la “sociedad civil”, ya que no han logrado llegar a la conciencia de las masas. Llámenle deficiencias en sus estrategias de comunicación, falta de fondos, o lo que sea. Si esta es nuestra realidad ¿Cuáles son los pasos a seguir y quién los va a tomar?

Regresa a leer la primera parte (parte 1 de 2).

FOTOS Javier Ortiz

Carlos García-Robles

Licenciado en Relaciones Internacionales por la UNAM y Maestro en Planeación Ambiental por la Universidad de Roskilde en Dinamarca. Fue coordinador nacional de GYAN México, es actualmente coordinador de diversos proyectos en Amigos de la Tierra Dinamarca e imparte clases sobre energías renovables y sustentabilidad en Dinamarca. Además es guitarrista en varias bandas de heavy metal. Carlos escribe principalmente en la columna Desde el Frente de Reconecta.

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