Entonces, somos lo que comemos. Está bien, básicamente, eso no es difícil de comprender. Los carbohidratos, las grasas, las proteínas, las vitaminas y los minerales son metabolizados y almacenados o usados por nuestro cuerpo y mente desde luego. Pero, ¿qué ocurre con nuestra mente? ¿Es posible que las cosas que comemos afecten nuestros pensamientos y emociones?
De acuerdo al sabio hindú Swami Sivananda, la pureza de la mente depende de la pureza de la comida. La comida es central a la existencia humana, tanto físicamente como a un nivel profundo y sutil. De acuerdo a escrituras yoguis, la fuerza vital anima el cuerpo y mantiene los flujos mentales hacia nosotros mismos a través del prana (energía vital) contenido en lo que comemos y en el aire que respiramos. Sin embargo, no toda la comida es rica en prana; entre más vinculada esté con el sol y más fresca sea, sus efectos son más nutritivos y vigorosos.
La filosofía yogui divide la comida en 3 categorías paralelas a tres cualidades de energía que forman el universo: tamas (inercia), rajas (hiperactividad) y satwa (pureza). Los alimentos tamásicos son evitados en la dieta yogui porque causan cansancio y pesadez. Ejemplos de éste grupo son la carne, el pescado, los huevos, el alcohol, los alimentos procesados y muy cocinados, así también lo es el acto de comer demasiado. Mientras que los alimentos rajásicos (alimentos muy condimentados y salados, café, té y azúcar refinada) sobreestimulan el cuerpo y las emociones a costa del equilibrio del cuerpo y la mente. La dieta yogui está compuesta principalmente de alimentos sátwicos que promueven un estado de tranquilidad y claridad mental. Estos son fáciles de digerir como las frutas frescas, las verduras y los vegetales, granos, nueces, leche, ghee (mantequilla clarificada), yogurt y queso fresco, que son naturalmente sanos y deliciosos.
Otro aspecto de la comida que asimilamos junto a sus componentes físicos son las actitudes con las que ha sido cultivada, cosechada, procesada y vendida. Es por esta razón que la fuente y la calidad del alimento son tan importantes; los alimentos producidos con respeto a sus valores nutricionales y frescura son los mejores para ti. Lamentablemente nunca imaginamos lo que siente un animal en un rastro al momento de morir, rodeado de más animales, miedo, angustia y desesperación. Sacrificados de esta forma, las hormonas del estrés son liberadas a la sangre y, en niveles casi imperceptibles, transferidas al comensal.
La energía de nuestros sentimientos se pasa a los alimentos cuando los preparamos.
Así mismo, la forma en que cocinamos y comemos puede afectar nuestra consciencia. La energía de nuestros sentimientos se pasa a los alimentos cuando los preparamos. Los yoguis creen que si cocinamos cuando estamos molestos, ansiosos o confundidos, transmitimos negatividad a la comida. La persona que come estos alimentos absorbe la energía que transmitió el chef o cocinero. La razón por la que el arquetipo común de un buen cocinero es un personaje maternal, amoroso y acogedor quizá no sea solamente psicológica.
La comida es necesaria para la supervivencia pero no podemos negar que también es un pequeño placer de la vida. La mayoría de las veces olvidamos apreciarla y disfrutarla; la comida se ha vuelto tan disponible y habitual que no vemos lo que representa y ofrece. En particular, tendemos a ser ciegos cuando comemos algo que ya conocemos, lo etiquetamos en nuestra cabeza sin importar si nos gusta, es bueno o engorda. Parece que ha desaparecido la emoción y el misterio de descubrir como se ve y sabe algo nuevo. Sin embargo, si nos dirigimos a la comida de forma que siempre descubramos su frescura, permitimos que se despliegue su realidad en ese momento. Tradicionalmente en muchas culturas se dan las gracias antes de cada comida trayendo la consciencia de los comensales al momento actual para apreciar y experimentar el alimento con un proceso vital. Sorprendentemente, cuando comemos con consciencia, el cuerpo nos dice instintivamente lo que en realidad necesita en vez de permitir que nuestra mente domine y decida cuando, que y cuanto “debemos” comer, como normalmente lo hacemos.
Considerando estos niveles en los que la comida puede afectar nuestro cuerpo, mente y bienestar, se vuelve aparente que no es suficiente seguir esta o la otra moda respecto a que y como comemos. Comer con consciencia alimentos que tienen un efecto positivo en el cuerpo y la mente y el menor impacto negativo en el ambiente se vuelve el aspecto clave.
TIP
Para preparar un estímulo ayurvédico* simple y delicioso de energía sustentable para el sistema inmune y hasta para la longevidad, hierve un poco de leche con jengibre, cardamomo, canela y endulza con miel de abeja.
* Ayurveda es el sistema médico antiguo de India que trata sobre la curación positiva del cuerpo, la mente y el espíritu a través de la dieta y el estilo de vida.
FOTO Paco Orbú; ACTOR Juan de Dios