En Chiapas, en un lugar llamado Boca del Cielo, hay un ecologista de hueso colorado. Trabaja para la Comisión Nacional del Agua y está encargándose de revisar que unos hoteleros construyan de manera adecuada para evitar que los desechos de sus hoteles lleguen al mar. Este ecologista se enamoró de una mujer, a la que no verá en mucho tiempo.
En la ciudad de México hay otro ecologista que está a punto de perder la vida por no querer firmar con una compañía de cosméticos brasileña que todavía experimenta con animales. Cuando esto suceda su esposa se va a quedar con su asesor, que también es ecologista. Encontramos un ecologista más que enviudó y está decidido a construir viviendas sustentables a buen precio. En Acapulco, hay otro más que casi pierde la vida en su luna de miel. ¿Les suena a telenovela del canal 2? Pues están en lo cierto. En la programación actual del llamado canal de las estrellas estalló el boom de galanes ecologistas.
Una gran parte de los papeles protagónicos, sino es que la mayoría, son ecologistas o al menos les gusta ser amigables con el ambiente. Eso no es de extrañarse, pues cada vez más existe gente que quiere proteger al planeta. Lo que sí me causa gracia, es que todos padecen por sus buenas intenciones. Es decir, todos ellos van en contra de la corriente y el guión de la novela se basa en gran medida en cómo ser ambientalista sin morir en el intento.
Antes también hubo intenciones un poco más rudimentarias de integrar la sustentabilidad a las telenovelas. En “Mujer de Madera“ la protagonista era protectora de bosques. La novela fue “tan interesante“ que la protagonista cambió de actriz en un abrir y cerrar de ojos porque estaba embarazada y a nadie pareció sorprenderle. Antes de esto, los visos “verdes” solo se veían cuando llegaban a una tierra habitada por indígenas que intentaban protegerla. Las escenas consistían en casi linchar a los fuereños y nada más.
Pero ahora, ser verde ya es cool, tan cool como ser un galán telenovelero. Por lo que si quieres una vida de telenovela llena de emociones, empieza por cuidar el ambiente.
FOTO Nick Stango