El mejor regalo de cumpleaños

Acabo de celebrar  mi cumpleaños y quiero compartirlo con mis lectores.

Llevo dos años desde que Reconecta me invitó a escribir esta columna, “La Voz del Reino”, y muchas cosas han pasado desde entonces, lo cual agradezco y trato de aprovechar al máximo. En ese tiempo, la organización que fundé se ha afianzado en 7 países latinoamericanos y en España ha crecido a siete provincias. En México tenemos presencia en ocho estados y nuestra red de voluntarios y simpatizantes se multiplica.

A nivel legislativo hemos visto el fin de las corridas de toros en Cataluña y en algunas partes de América del Sur, la prohibición de circos con animales en más de 40 ciudades del mundo, tímidos avances en leyes de protección a los animales, sustitución de vehículos tirados por animales por otros más modernos, publicidad con mensajes positivos hacia otras especies, prohibición de venta en vía pública, etc.

Pero lo más importante es constatar el aumento de vegetarianos en todo el mundo. Al estar en contacto con organizaciones internacionales, es notable cómo ha crecido la oferta de alimentos de origen vegetal, de sustitutos de leche de vaca y carne; el número de restaurantes vegetarianos es algo muy representativo de la demanda de un estilo de alimentación más saludable y ético.

El mejor regalo que puedo tener como activista por los derechos de los animales es toparme con alguien que haya decidido modificar sus hábitos de consumo a raíz de la lectura de uno de mis textos, o que simplemente haya afianzado su convicción de llevar una vida lo más compasiva hacia otras especies posible.

Las palabras tienen el poder de transformar, y esa es la herramienta más poderosa que tenemos los seres humanos, pero con ella viene aparejada la responsabilidad de emplearla para enriquecer, sanar, motivar, y vincular.  En ocasiones subestimamos el poder de nuestras palabras y optamos por la comodidad del silencio y la expectativa de que otros hablen por nosostros. Ya no están los tiempos para la pasividad, para mirar y dejar pasar, para encerrarnos en nuestro pequeño mundo y creer que lo que hacemos no tiene consecuencias para otros.

Los grandes luchadores sociales detectaron la conexión entre un tipo de injusticia y todo lo que implica. Considerar unas víctimas prioritarias frente a otras no resuelve el problema. La raíz es siempre la misma. Combatir con palabras que muevan a la acción es lo mejor que podemos hacer, la solución más eficiente para los problemas que nos aquejan como ciudadanos del mundo. No estamos aislados unos de otros, ni divididos por países, razas, géneros o especie como se nos ha hecho creer.

Todas las divisiones son internas, entre la voluntad de la razón y la voluntad del corazón, y es ahí donde comienza nuestro trabajo de transformación como individuos.

Los animales no están mal, lo estamos nosotros, y como consecuencia los hemos colocado en situación de opresión y discriminación. Ellos no son las únicas víctimas de nuestra escisión, pero sí las menos escuchadas, las desapercibidas, por las que casi nadie reclama.

En este cumpleaños, mío y de la columna, quiero agradecer a todos los que han optado por una vida más compasiva y respetuosa hacia los animales no humanos, y a quienes con el hecho de leerme han contribuido a mi propio desarrollo, como columnista y persona.

PD: Si quieren hacerme un regalo, visiten www.HazteVegetariano.com

Leonora Esquivel Frías

Presidente de AnimaNaturalis Internacional, organización hispanoamericana de Derechos para los Animales. Doctora en Ética Ambiental. Vegana: No come nada que haya tenido madre. Ganadora del Premio a la Sustentabilidad 2011 en la categoría Activista. www.AnimaNaturalis.org www.facebook.com/LeonoraEsquivel Twitter @leonoraesquivel

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