Cuando el comercio justo y la sustentabilidad se encuentran en la cama.
Debemos reconocer que cuando se trata de sexo, en gustos, se rompen géneros y otras muchas cosas. El sexo está altamente catalogado en la lista de placeres sustentables ya que no gasta recursos (solo energía humana renovable), no genera contaminación y es una forma natural de recreación. La preocupación por el deterioro natural y por vivir sustentablemente encuentran su mercado en esta actividad de la que tanto se ha escrito y descrito. Así, podemos encontrar condones, juguetes eróticos, lubricantes y un sinfín de productos relacionados con el sexo que no dañan el ambiente y dan mucho placer.
Si consideramos que se venden cerca de 5 mil millones de condones en un año, no es difícil imaginar por qué es importante empezar a cuidar su origen. La compañía French Letter, por ejemplo, utiliza látex que proviene de bosques manejados sustentablemente (certificados por el Forest Stewardship Council, FSC) y, por 9 libras (180 pesos aproximadamente), se puede comprar un paquete de 12 condones en cuatro versiones. French Letter también se distingue por su política de comercio justo (Fair Trade), en donde se paga a los campesinos el precio justo por su trabajo y ayuda a desarrollar proyectos comunitarios.
En Brasil el gobierno lanzó un programa para fabricar los condones “Green Johnny” con hule extraído de la selva, de manera sustentable, con una producción anual de hasta 100 millones. Por otra parte, la marca Trojan también cuenta con un condón 100% biodegradable hecho de piel de borrego. Pero cuidado, estos últimos solo previenen embarazos, no protegen contra enfermedades de transmisión sexual y su uso es principalmente para las personas alérgicas al látex. Es decir, todavía no existe un condón efectivo que logre degradarse por completo. Aunque, según una leyenda urbana, los condones están siendo reutilizados en China para fabricar ligas para el cabello a base de condones usados. Sin embargo, el equipo Reconecta se dio a la tarea de investigar y no encontró evidencia en las ligas que se venden en la calle.
Después de revisar las materias primas debemos reconocer que somos muy responsables al usarlos pero no tan buenos al desecharlos. Una regla de etiqueta del uso del condón es no tirarlo por el inodoro ya que tapa las tuberías y las pocas plantas de tratamiento que hay. Siempre será mejor tirarlo en la basura. Incluso, en el Reino Unido hay una campaña de las empresas de agua para educar al público al respecto.
Para acompañar un momento apasionado, existen vinos orgánicos, sábanas de fibras de bambú y ropa interior de algodón orgánico. Adicionalmente, la imaginación es una opción que no contamina, incluso, cuando sale humo de la habitación.
¿Qué el asunto ya es más recreativo y lúdico? Para eso existen juguetes eróticos libres de PVC y hechos de elastómeros o de vidrio. Aunque los “accesorios” de vidrio son más costosos, también son fáciles de lavar y reciclables. De hecho, existen programas de reciclaje en Estados Unidos e Inglaterra como Sex Toy Recycling y Rabbit Amnesty respectivamente. Existen lubricantes ultra verdes como los británicos “Yes” que cumplen con los más altos estándares al estar certificados como orgánicos, ser aprobados por la sociedad vegetariana y por no realizar pruebas con animales. También hay tiendas especializadas para que los veganos no queden fuera.
Como hemos visto, mucha gente se ha dedicado y divertido desarrollando opciones para que los momentos de intimidad no tengan que costarle a la Tierra. Muchas ideas para que los eco-emprendedores las traigan a nuestro país.
“¿Para ver y nada más? ¿Qué tal un Susten-table dance? Ahí encontrarás bailarinas endémicas (de la zona, no de fuera) que llegan a pie; libres de silicón y biodegradables que ejecutan danzas asiéndose de troncos y no de tubos. Esto es producto de la imaginación.“
FOTO CC Brina Head
ILUSTRACIÓN Laura Ganem
Este artículo fue publicado originalmente en Reconecta 03 (verano 09).