¿Tener coche o no tenerlo?
¿Y si mejor lo compartimos entre varios?
La mayoría de nosotros no necesita un coche todo el tiempo, pero si necesitamos uno ocasionalmente. Si lo piensas un poco, existe una capacidad masiva desocupada cuando todos nuestros coches están en el estacionamiento mientras trabajamos o nos quedamos en casa y el resultado es una enorme pérdida de recursos.
Vivir en una ciudad y no tener coche es una mejora en la calidad de vida. Pero al mismo tiempo debemos reconocer que a veces el tener un coche te facilita la vida, es cómodo y te hace más versátil. Resulta difícil salir de la ciudad en transporte público para visitar algún paraje natural o un pueblo; también es complicado cuando nos queremos movilizar con toda la familia o realizar algunas compras. Tener coche puede ser práctico y cómodo, pero también es caro y estresante cuando vivimos en grandes urbes.
En varias ciudades del mundo, como Londres, Nueva York y Toronto, existe un sistema (no tan nuevo) que permite combinar lo mejor de dos mundos.
Se trata de empresas (incluso organizaciones de vecinos) que son propietarias de muchos coches y, al mismo tiempo, rentan o compran espacios de estacionamiento en las calles y estacionamientos de una ciudad determinada. Los clientes pagan una membresía anual que les permite reservar un automóvil vía Internet, teléfono o mensaje de texto desde su celular. Por ejemplo, reservas un auto para el próximo jueves de las 7 a las 9 de la noche para llevar a tu mascota al médico veterinario ya que queda al otro lado de la ciudad.
“Se estima que un automóvil de club reemplaza seis vehículos privados”
La empresa más famosa para compartir coches en EUA, Zipcar, te permite fijar el tiempo que vas a requerir el transporte y el sistema te muestra todos los vehículos cercanos a tu ubicación que aún están disponibles. Puedes “rentar” desde una camioneta pickup hasta un auto compacto. El precio se calcula por hora y por supuesto que varía dependiendo del modelo y el día de la semana (los fines de semana es más caro y en las noches después de las 10 es más barato).
El sistema te informa la ubicación del automóvil más cercano que puede estar estacionado en una calle o en un estacionamiento público. Una vez confirmada la reservación, te presentas en el lugar en donde está estacionada la unidad. El coche recibe vía satélite tu número de socio, por lo que al acercar tu tarjeta electrónica se activa un mecanismo que abre las puertas y adentro encuentras las llaves.
Pero ahí no termina todo. La “renta” del automóvil incluye una tarjeta de débito con la que le puedes echar gasolina, de manera que está incluida en el precio, así como un seguro de cobertura amplia contra accidentes y daños a terceros en donde solo habría que pagar el deducible.
Existen algunas reglas de uso básico que es importante seguir. Es indispensable regresar el coche a tiempo ya que posiblemente hay algún otro usuario como tú que quiere utilizarlo y no sería justo hacerlo esperar (existe el procedimiento para alargar tu reservación siempre y cuando no esté ya apartado para más tarde). Hay penalizaciones fuertes en caso de no llegar a tiempo sin avisar. Nunca debes dejar el tanque de gasolina con menos de un cuarto: si es gratis, ¿qué te cuesta dejarlo lleno? También debes reportar cualquier daño o avería para mantener bien cuidado el coche y que no te la cobren a ti.
Estas empresas son una muy buena idea que te permite compartir un automóvil entre toda una comunidad y así disminuir los congestionamientos y la contaminación. Además, tienes la tranquilidad de que si por error olvidas algo en el interior, el siguiente usuario va a encontrar la manera de reportarlo y regresártelo.
Los clubes de automóviles te dan la libertad de tener un coche cuando lo necesitas. Sin embargo, es mucho más barato que pagar todos los gastos inherentes a tener la propiedad del vehículo (mensualidad, seguro, gasolina, estacionamiento, etc).