Una capa gruesa de smog ha embotellado el cielo de Beijing y otras 30 ciudades chinas están envueltas en la densa niebla. Los monitoreos de contaminación de la embajada de EUA llegaron a un nivel altísimo el fin de semana pasado. Pero hubo algo aún más sorprendente acerca de esta última ronda de smog en la capital china: la apertura del gobierno para hablar sobre ello.
La embajada de EUA en Beijing publica regularmente las lecturas (@Beijingair) del Indicador de la Calidad del Aire (AQI), considerado como el indicador más confiable en la ciudad. Su escala va del 0 al 500 normalmente pero el sábado llegó a 886 microgramos por metro cúbico de PM2.5. La contaminación disminuyó un poco para la tarde del domingo.
Zhang Dawei, de la oficina municipal de Beijing para la protección ambiental, dijo en conferencia de prensa el lunes que la “contaminación ha afectado grandes áreas, ha durado mucho tiempo y es de mucha densidad”. El funcionario culpó al crecimiento de la industria pesada, a los automóviles y al uso de carbón como energía por ocasionar la neblina y las condiciones meteorológivas adversas que generaron una inversión térmica.
En el pasado, las autoridades chinas prefirieron minimizar los peligros de la contaminación del aire o se mantuvieron misteriosamente silenciosas cuando el smog fue muy malo. En 2009, WikiLeaks publicó un comunicado sugiriendo que oficiales chinos pidieron a la embajada de EUA que dejara de publicar en twitter la contaminación en Beijing con el argumento de que la información era confusa y podría tener consecuencias sociales.
Las autoridades están urgiendo a los residentes de Beijing a no salir al exterior y a dejar sus coches en casa. Las escuelas estuvieron cerradas en los distritos más afectados como Tongzhou, Daxing y Fangshan y las autoridades prohibieron las actividades al aire libre en casi todas las demás escuelas. Se ha pedido a las fábricas que disminuyan temporalmente sus emisiones, a los empleados de gobierno que usaran sus autos y a los sitios de construcción que rociaran con agua sus superficies para detener partículas de polvo.
FOTOS Alexander F. Yuan/AP
VÍA France24