El 2011 fue un año con graves noticias; desastres naturales, eventos climáticos extremos y aumento en la emisión de gases de efecto invernadero. De la conferencia de cambio climático celebrada en diciembre 2010 en Cancún a la celebrada en diciembre 2011 en Johannesburgo no pasó nada significante en términos de política ambiental como compromisos de reducción de emisiones serios. Como si esto fuera poco, el mundo vivió el segundo peor desastre nuclear de la historia.
Estuvo marcado por sequías severas en Europa, África y el norte de México. Así como EUA padeció extremos de frío y calor.
La población mundial llegó a los 7 mil millones de personas, solo nos tomó 12 años agregar mil millones de personas al planeta. En 1999 se rompió el récord de 6 mil millones de habitantes.
De acuerdo con información de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de los EUA, el mundo se continuó calentando durante el año. También reportó que los 13 años más cálidos de la historia han ocurrido de 1997 a la fecha.
Sin duda alguna, el terremoto y posterior tsunami ocurrido el 11 de marzo en Japón es el que ha dejado la mayor huella en el año y será recordado como uno de los peores desastres ambientales que hemos enfrentado. Los dos eventos fueron devastadores por sí solos, pero los daños provocados por la planta nuclear de Fukushima aumentaron el impacto exponencialmente. Murieron más de 15,500 personas y más de 160,000 fueron reubicadas. El primer ministro japonés anunció que los dueños de la planta nuclear alcanzaron el punto de “cierre frío” hacia fines de noviembre.
El desastre en la planta de Fukushima desató una ola de protestas en el mundo en contra de la energía nuclear. La discusión sobre esta fuente de energía ha hecho que varios países le den la espalda como es el caso de Alemania. También Suiza comenzará un cierre programado de sus centrales.
El Programa de Medio Ambiente de la ONU (PNUMA) anunció este año que la inversión global en energías renovables aumentó 30% en 2010 y la Agencia Internacional de Energía pronosticó que durante los próximos ocho años se alcanzará una inversión anual de 400 mil millones de dólares. También estimó que esto no será suficiente para estabilizar las emisiones y controlar el cambio climático.
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