Mike Barry, Director de Sustentabilidad de la empresa británica minorista Marks & Spencer comparte su visión de cómo los profesionales de la sustentabilidad pueden hacer la diferencia.
Hace algunos “ayeres” tuve el gusto de trabajar durante mis estudios de posgrado con Mike Barry para imaginar la estrategia de reciclaje de ropa de Marks & Spencer (M&S). Años más tarde y a años luz de distancia de lo que ocurre en México en el campo de la responsabilidad corporativa, él comparte unas palabras para The Guardian que aquí reproducimos.
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Nunca he conocido un profesional de la sustentabilidad que no coincida en que la economía circular es crítica para nuestro futuro en un mundo con recursos muy limitados. No es un concepto nuevo, con poco dinero podías comprar mucho cuando crecía en los 70’s y hay un sin fin de ejemplos que prueban el caso de negocio.
Entonces, ¿por qué la economía circular no es parte fundamental de las empresas británicas? Algo que resultó muy evidente al término de una mesa de discusión reciente es que se necesita hacer más, no solo por las empresas sino también por los gobiernos y las organizaciones civiles.
En M&S hay ejemplos de que los modelos circulares funcionan y ejemplos en los que se enfrentan muchos retos.
Shwopping es uno de los que funcionan bien. Más de seis millones de artículos de ropa usada han sido donados a las tiendas de M&S para ser re-vendidos, reutilizados o reciclados por la organización civil Oxfam. M&S ha comprado de vuelta a Oxfam un poco de esta ropa, convertido en tela nueva y en piezas de ropa nueva. Cuando hemos tenido éxito, los productos de alta calidad son más baratos que otras alternativas comparables; el equipo de compras necesita un poco de persuasión.
Aunque M&S está comprando a Oxfam las piezas de lana, el algodón es una historia diferente. La longitud de las fibras de algodón reciclado no es mucha y ni la tecnología ni la cadena de proveedores están desarrolladas lo suficiente.
El plástico PET reciclado también es una buena noticia. La cadena de proveedores está bien desarrollada y el año pasado M&S vendió cuatro millones de productos para el hogar y ropa con PET reciclado. Si se considera el PET reciclado que usamos en empaques de comida, esta cifra brinca a cientos de millones; una rebanada significativa del negocio.
Otras compañías se han unido con alguna autoridad local para implementar un modelo de negocios circular. Por ejemplo, Zipcar, la red de autos compartidos, está desarrollando un programa con la municipalidad de Croydon y ha logrado reducciones importantes en el uso del auto, emisiones de CO2 y costos de traslados.
CISCO está re-distribuyendo la infraestructura de IT de las olimpiadas de Londres 2012 ha receptores como WWF, la empresa National Grid está reciclando conductores de aluminio y el fabricante de alfombras Desso tiene un esquema que recicla alfombras desechadas en nuevos productos.
Entonces, sí es posible hacerlo pero hay muchos retos en el camino. ¿Dónde pueden hacer la diferencia los profesionales de sustentabilidad?
Pensar en el consumidor: La economía circular necesita presentarse a los consumidores como más inteligente, más de conocedores, más aspiracional y menos envuelta en el lenguaje de sustentabilidad. Nuevos negocios como AirBnB y Zipcar tienen grandes historias de sustentabilidad pero están ganado porque antes que nada están creando beneficios directos para sus consumidores.
Basar las políticas en nuevas metas grandes: Establecer reglas que inspiren el pensamiento de largo plazo. ¿Qué tal si el Reino Unido liderara al mundo en una meta de cero fibras a los tiraderos de basura para el 2020? ¿Cero residuos de comida?
Reformar políticas existentes: Re-evaluar políticas que sean una barrera para los negocios circulares, por ejemplo, reformar el sistema de recuperación de embalajes que fue concebido hace mucho tiempo para resolver un problema de residuos no un problema de recursos.
Cambiar a servicios: Cambiar la mentalidad de productos físicos a servicios al consumidor. Compañías como “La gente que comparte” están fomentando una nueva forma de consumir que provee a la gente con un servicio que requieren sin que tengan que poseer algo.
Innovar con la tecnología: Ubicar las tecnologías que permitirán escalar lo circular. Los sensores incrustados en los productos que permiten un reciclaje automatizado, las plataformas móviles que permiten a la gente compartir tiempo, productos y servicios, impresión 3D que permite una manufactura más precisa en vez de la producción despilfarradora de desechables baratos.
Invertir en la infraestructura correcta: Invertir en infraestructura y logística que permitirán la economía circular. Las instalaciones de reciclaje congruentes, las plantas de digestión anaeróbica que pueden recibir todos los desechos de comida de una localidad y la red eléctrica inteligente que permite una generación descentralizada.
Ser un ecosistema: Cambiar de ser una cadena linear a verte a ti mismo como un ecosistema; lo que hará la diferencia es la colaboración, por ejemplo, los acuerdos entre fábricas sobre reciclaje y uso de recursos.
Construir asociaciones: Crear y fomentar acuerdos de innovación. No puede construir una economía circular uno solo. Estar conscientes de nuestras ventajas, conocimientos y opiniones de los clientes y también de lo que carecemos y otros puedan proveernos.
Usar grandes datos: Para ayudarnos, necesitamos diseñar información de sustentabilidad para que podamos usar grandes datos para nuestro beneficio a través de millones de productos y miles de ubicaciones. El Internet de Todo de Cisco (Internet of everything, como se conoce en inglés) nos da un vistazo tentador al poder de los datos para darnos soluciones personalizadas para todos los productos que usamos.
Invertir en pensamiento circular a través de la economía: La Universidad de Bradford y la Fundación Ellen McArthur crearon una maestrías de negocios MBA Circular y necesitamos ampliar esto a otras partes de los sistemas educativos.
FOTO WWF